Entre dos Marruecos ¿Un viaje urbano o rural?

Sonia Gámez | 10 abril 2019

A simple vista, cuando hacemos un recorrido por los blogs de viajes que se encuentran en las redes, descubrimos que la mayoría de las publicaciones hacen referencia a las experiencias vividas en las grandes ciudades marroquíes, rutas muy turísticas y trilladas que, habitualmente, son elegidas por aquellos que deciden viajar a Marruecos por primera vez. El circuito de las ciudades imperiales es todo un clásico y en este tipo de itinerarios se basan casi todos los blogueros que pretenden dar consejos sobre este país. No está mal advertir a otros usuarios sobre cuáles han sido tus primeras impresiones en un país nuevo y culturalmente diferente al tuyo, sin embargo, me gustaría apuntar, como conocedora de este país, que estas reseñas dan una información sesgada de Marruecos, primero porque casi siempre vienen de personas que han realizado un solo viaje, a lo sumo dos y, segundo porque las advertencias están basadas en viajes urbanos exclusivamente. No es lo mismo hacer un viaje a Fez, Marrakech o Rabat, que recorrer los aduares de montaña en el Atlas, estar en los oasis perdidos del Anti Atlas o adentrarte en el desierto del Sahara Occidental. Por lo tanto, las precauciones que quizá debas tener en la medina de Fez no son aplicables en un mercado rural del Medio Atlas, por poner un ejemplo. Por eso, partiendo de las anotaciones que muchos blogueros hacen sobre Marruecos, me gustaría matizar algunas de ellas con el fin de ampliar la información y que el futuro viajero pueda tenerlas en cuenta.

¿Qué Marruecos es un país pequeño? La creencia errónea de que podemos realizar un viaje y recorrer los enclaves más importantes de un solo intento está muy extendida. En muchas ocasiones, cuando hemos tenido que diseñar una ruta a un cliente, el problema principal ha sido tener que convencerlo para reducir sus expectativas en cuanto al itinerario. En los últimos diez años, la red de carreteras de Marruecos ha mejorado considerablemente, las autopistas de peaje ya comunican casi todas las grandes ciudades y enlazan el norte con el inicio de la zona sur, también las autovías forman parte de las conexiones entre algunas ciudades de menor envergadura. Pero si viajamos a las zonas de montañas y desiertos o nos alejamos hacia el sur sahariano las carreteras se complican, ya sea por el abundante tráfico, el mal estado de las mismas o la propia orografía del terreno, ralentizando considerablemente el viaje y alargando las distancias entre puntos a priori cercanos. Marruecos es un país extenso que se ensancha en su zona norte y se estrecha y alarga ampliamente hacia el sur para quedar delimitado entre el Atlántico y Mauritania. Puede ser muy tentador pensar en recorrer todo el país en un solo viaje pero para ello deberías tener mucho tiempo sino no es algo recomendable. Desde Tubqal Marruecos, piedra y arena siempre recomendamos concentrarnos en una parte del país, ya sea la zona norte o la sur, para no perder el tiempo viajando de un lugar a otro. Nuestros viajes consisten en conectar con los lugares y sus gentes y no pasar todo el tiempo en carretera, porque siempre podrás volver a conocer otras regiones del país.

No siempre pasarás calor. Imaginar Marruecos es pensar en un país bañado por el sol y abrigado por sus cálidas dunas y oasis. Aunque esta imagen es parte de su realidad, según el lugar en el que nos encontremos las temperaturas pueden desplomarse durante la noche, los alisios pueden convertir un verano en invierno o las tormentas de nieve cubrir todo un paisaje. Permanecer en las grandes ciudades marroquíes del interior hace presagiar un verano excesivamente caluroso, o un invierno cálido durante el día y un fuerte frío nocturno pero, si asciendes a las montañas del Atlas el frío y la nieve pueden ser constantes según la época del año, cuando no las lluvias y tormentas. Por su parte, la bruma atlántica y los vientos alisios en verano pueden ocasionar bajadas de temperatura en la costa sur durante el verano, dejándonos la piel de gallina todo el día. Hay que ser previsor y llevar una pequeña maleta variada teniendo en cuenta todos estos factores, llevar siempre una chaqueta no cuesta nada.

 Seguro que Marruecos es seguro. Es normal cuestionar la seguridad del país al que vas a viajar por primera vez, mucho más cuando se trata de un destino social y culturalmente distinto al nuestro. Pero, aunque a veces puedas sentirte incómodo por cuestiones que no entiendes o rechazas, no te sentirás inseguro. Que te miren descaradamente o te sigan persistentemente intentando averiguar cuál es tu nacionalidad es algo muy común que puede incomodarte, sin embargo, esto es muy habitual en las grandes ciudades, sobre todo, en las medinas y principales plazas urbanas. Si te encuentras en una de las principales ciudades marroquíes, quizá debas tener algunas precauciones que evitarán una experiencia embarazosa. Las callejuelas de las medinas al anochecer se vuelven extrañas y oscuras, cuando los comercios comienzan a cerrar sus puertas lo más sensato es alejarnos de la ciudad vieja, ya que es posible que te sientas intimidado por personas «amigables» que quieren ayudarte a encontrar tu hotel. En el mundo rural no es habitual enfrentarte a este tipo de situaciones, puedes pasear por las calles de pequeños pueblos o aduares sin que nadie te diga nada, más bien, se ocultarán o dejarán escapar un breve saludo.

¿Y si reservamos antes? Es cierto que existen muchísimos operadores turísticos en Marruecos, lo que induce a pensar que puedes contratar excursiones o tours sin reservar con antelación, sin embargo, todos van a los mismos lugares y realizan los mismos circuitos en grandes grupos de turistas. Tubqal Marruecos, piedra y arena, como organizadores de viajes alternativos por Marruecos no compartimos esa forma de viajar, preferimos grupos reducidos de personas y salir de los recorridos trillados y masificados. Entonces, entendemos que es más recomendable planificar con antelación cualquier actividad, buscar en la red los distintos propuestas de viajes por Marruecos y elegir con tranquilidad qué nos gustaría hacer, de otra manera, ya en Marruecos tendrás prisa por encontrar quien te organice una excursión, un riesgo que puede llevarte a una mala elección, sin duda. Tubqal Marruecos, piedra y arena trabajamos desde nuestra web, donde damos a conocer nuestra filosofía del viaje y algunas propuestas interesantes para realizarlos.

Sin visa y sin vacunas. Salvo excepciones, entrar en Marruecos no requiere visa por parte de los habitantes de la UE o de casi todos los países de habla inglesa. Tampoco es necesario ninguna vacuna, aunque es posible que en algunos sitios recomienden las de la hepatitis A y la tifoidea. En realidad no es necesario vacunarse, no existen enfermedades distintas a las que encontraremos en Europa, sin embargo, si te quedas más tranquilo haciéndolo pues adelante.

Tantos idiomas como quieras. Los idiomas oficiales en Marruecos son el árabe y el francés, también lo es el amazige aunque solo sobre papel. El idioma nunca será un problema en Marruecos, porque el marroquí tiene una gran capacidad de aprendizaje de otras lenguas y siempre hay alguien que hable tu idioma, ya sea español, inglés o alemán. Aún así, no está de más que repases algunas expresiones en francés para salir del paso o facilitarte el viaje. En el Marruecos rural esto será más complicado, si te mueves por zonas del Atlas donde la población habla el amazige será más difícil la comunicación, lo mismo sucede si viajas por lugares recónditos del país donde la actividad turística es mucho más reducida o casi nula.

Elegir un guía, una elección complicada. En las ciudades marroquíes más turísticas los guías locales aparecen por todos lados, existe un intrusismo en este sector que ha provocado que en Marrakech, por ejemplo, se haya creado una policía turística que pretende acabar con los guías no acreditados. Habría que tener especial cuidado con la contratación del guía local que te ayudará a moverte en las laberínticas medinas, muchos de ellos han establecido relaciones con tiendas y comercios para hacer comprar al turista y sacar algún beneficio ya acordado. También es una práctica habitual en las grandes ciudades que muchos de sus habitantes se acerquen a ofrecerte recorridos por las medinas o, si te ven consultando una guía, que pretendan ayudarte a encontrar una dirección. Ante esto hay que ser cauteloso e intentar no dejarte llevar por desconocidos, lo habitual es que acabes perdido o que te veas presionado a pagarle una propina por las indicaciones. Lo más recomendable es planificar con anticipación la salida, llevar una guía y plano o preguntar en el hotel. Pero si, aún así, te has perdido, algo que es casi inevitable en una medina, déjate llevar por la experiencia de Marruecos, solo debes tener cuidado que no caiga la noche y comiencen a cerrar, entonces, tendrás que pensar en salir del laberinto. En el peor de los casos, siempre habrá alguien que te ayudará a encontrar la salida por una pequeña propina y, muchas veces, sin necesidad de ella.

La libertad de vestir. No vas a tener ningún problema si eres hombre y viajas a este país, puedes vestir como quieras, sin embargo, si eres mujer siempre es aconsejable vestir de manera más recatada. En Marruecos encontramos a muchos turistas vistiendo libremente y sin restricciones, sin embargo, con el fin de evitar una atención excesiva y no deseada, ya de por sí algo demasiado habitual cuando eres una mujer, es preferible vestir sin enseñar demasiado. Incluso, si viajas acompañada, puedes recibir una atención como nunca lo has hecho, sobre todo en los espacios urbanos más concurridos. No se trata de lo que puedes o no puedes usar, porque si quieres puedes usar una minifalda y un top, nadie te dirá nada por ello, pero seguro que te sentirás terriblemente incómoda atrayendo de forma masiva todas las miradas, se trata de que te sientas bien y disfrutes de tu viaje. Mi consejo como mujer es que intentes que esta situación no te estropee tu estancia en Marruecos, la mejor forma de actuar es seguir adelante e ignorar, sin hacer contacto visual ni sonreír porque esto se puede convertir en una llamada para iniciar una conversación interesada. Estas situaciones son más comunes en las aglomeraciones de las grandes ciudades, en los pequeños pueblos las miradas son más discretas, más por la curiosidad que suscita la presencia de extranjeros que la de ser mujer u hombre. En las zonas rurales puedes vestir más libremente y te sentirás más tranquila y cómoda.

Más cash menos tarjeta. En Marruecos no está muy extendido el uso de la tarjeta de crédito, por lo que siempre hay que llevar dinero en metálico. En algunos establecimientos es posible que las acepten, como tiendas más establecidas, franquicias, etc. También los hoteles y riads, aunque no en todos, suelen admitirlas pero, si estás viajando por la zona rural en ningún lugar te dejarán pagar con tarjeta de crédito, ni siquiera en los albergues, si encuentras alguno será excepcional la oportunidad de utilizarla. La moneda del país es el dírham marroquí y la conversión suele ser sencilla ya que, aproximadamente, 10 dh es 1 euro, según esté el cambio en el momento de viajar. Los precios en Marruecos suelen ser bajos en comparación con otros países de Europa pero no es lo mismo viajar a las grandes ciudades como Marrakech, Fes o Casablanca que hacerlo por pueblecitos de montaña o ciudades de menor tamaño fuera de las guías turísticas.
Es importante llevar suficiente dinero cambiado, sobre todo si no te mueves por ciudades grandes donde encontrar oficinas de cambio o cajeros. Si estás apurado, puede que en la recepción de tu hotel puedan hacer esta transacción. Los cajeros automáticos en Marruecos, a veces, suelen fallar, quedarse sin dinero o dar error en la operación y no dispensar dinero mientras tu banco sí te está cargando el monto. Siempre hay que dejar monedas en la cartera, cuando vas a pagar en un zoco, en una pequeña tienda, o coger un taxi te encontrarás con el mismo problema, no tienen cambio. Los taxistas marroquíes rara vez cambian billetes grandes, así que, para evitar pagar en exceso guarda tus monedas. Si tienes problemas con el cambio en las ciudades, deducirás que en la zona rural este problema se agudiza, pues son menos comunes las transacciones comerciales.

Los viernes al sol. Marruecos es un país islámico y hay que prestar atención a sus celebraciones y a los días especiales. Los viernes son días de rezo, es el día sagrado de los musulmanes, y muchos establecimientos estarán cerrados o con horarios reducidos. Percibirás que los zocos y plazas están más tranquilos, pero las principales atracciones turísticas suelen permanecer activas si estás en una ciudad. Muy importante es saber cuándo será la festividad del Ramadán, es el mes de ayuno de los musulmanes y te encontrarás con ciudades desiertas, a medio gas durante el día y con casi todo cerrado. Tendrás muchas dificultades para comer en cualquier restaurante, tampoco está bien visto que comas o bebas por la calle cuando todo el mundo está realizando un ayuno. Son las noches el momento del día en que las ciudades cobran vida y abren al público cafeterías, restaurantes y comercios. No es recomendable visitar el país durante el mes de Ramadán todo será mucho más complicado y no se percibirá la realidad de la vida cotidiana.

Mezquitas solo para rezar. No esperes poder visitar las mezquitas en Marruecos, tal y como se hace en otros países musulmanes, estos edificios solo están permitidos a los musulmanes. Algunos blogs de viajes recomiendan las visitas a las mezquitas marroquíes, algo que no es posible. Se puede dar el caso, sobre todo en la zona rural, de que hables con la persona responsable para que te permita entrar en la mezquita de un pequeño pueblo, a veces, sin esperarlo, puedes tener la grata sorpresa de poder acceder a ese mundo privado y oculto. Si estás muy interesado en visitar una mezquita, una excepción es la mezquita Hassan II en Casablanca, la  más grande después de La Meca, donde puedes acceder en una visita guiada.

Cierto que no te libras. Si es tu primer viaje a Marruecos, será casi inevitable que tengas algún proceso diarreico en un momento determinado. Hay que ser cauteloso con el agua, siempre debería ser embotellada y evitar el uso de hielo. Lo más recomendable es llevar un pequeño botiquín que incluya suero y algún medicamento para infecciones gástricas o diarreas.

Siempre podrás brindar. Aunque es un país musulmán y el consumo de alcohol no es admitido en el islam, cada vez es más fácil encontrar establecimientos donde consumirlo o comprarlo. La mayor producción de vinos se encuentra en Mequinez y podrás probarlos en restaurantes o comprarlos en grandes superficies o en el mismo bar que lo tomas. Las cervezas marroquíes que más se consumen son la Spéciale flag, que suele ser la más barata, la Stork y la Casablanca, esta última con un precio mucho más elevado. En las principales ciudades, como Marrakech, Agadir, Casablanca o Rabat, encontrarás discotecas, clubes, conciertos o festivales al más estilo occidental, donde se puede consumir todo tipo de alcoholes a precios bastante elevados, ya que los impuestos son altos y las licencias difíciles de conseguir. Por otro lado, el consumo de hachís y kifi está muy extendido en todo el país, lo que no quiere decir que esté permitido.

El precio de una foto. El crecimiento del turismo ha generado en las grandes ciudades la aparición de todo tipo de juglares, sanadores, vendedores que encuentran en las plazas y mercados su lugar de acción. Todos intentan conseguir alguna propina del turista, si te paras a escuchar o les haces una foto te van a pedir dinero. Si estás interesado en tomar esa fotografía concreta del encantador de serpientes o de cualquier otra exhibición tienes dos opciones, hacerla discretamente sin ser visto o entregar una propina a la persona que has fotografiado. Cuando viajamos a la zona rural marroquí es importante recordar que sus habitantes no forman parte de esas exhibiciones que acostumbramos a ver en las ciudades, por lo tanto, debes ser respetuoso y evitar fotografiarlos, ponerte en su lugar y pensar si te gustaría ser fotografiado como un mono de feria por los turistas que están visitando tu pueblo. Si, por el contrario, hay personas dispuestas a fotografiarse contigo o a que le hagas una fotografía no habrá ningún problema, esta situación suele darse en muchas ocasiones.

Una experiencia muy marroquí. Uno de los atractivos de viajar a las ciudades marroquíes es perderse en las medinas, callejear y rebuscar en sus tiendas y puestos donde encontrarás una gran diversidad de artículos. Si vas a comprar tendrás que aprender a regatear, porque el regateo forma parte integral de la cultura marroquí. Si estás dispuesto a pasar el tiempo puedes obtener artículos muy rebajados, incluso a la mitad del precio inicial, lo más importante es fijar tu límite antes de empezar a negociar y, si no lo consigues, abandonar. Cuando uno desiste en el empeño puede resultar eficaz para lograr lo que se pretende porque será llamado una y otra vez por el vendedor con la intención de que acabe la negociación que ha iniciado. Es importante ser precavido en las medinas, muchos comerciantes se han convertido en expertos aprovechadores del turista más ingenuo, es la forma de hacer negocio de algunos marroquíes urbanos, por lo que hay que estar muy atentos durante las compras. A veces, el guía que has elegido está compinchado con el vendedor y hace como el que ayuda pero en realidad intenta provocar la compra. Aunque lo recomendable es relajarse y dejarse llevar, hay que evitar ser ingenuos y caer en el engaño, algunas mujeres en las grandes plazas suelen cogerte de la mano para realizarte un tatuaje de henna, según ellas gratis, pero no es así, antes de que te des cuenta te lo estarán haciendo y después tendrás que pagar. Si realmente quieres el tatuaje negocia el precio con antelación, recuerda que hay que regatearlo.
Fijar un precio antes de subir a un taxi es también recomendable, los petit taxi circulan en el interior de las ciudades y suelen tener un precio estándar en sus recorridos. Si preguntamos antes al taxista, y negocias con él evitarás una sorpresa al final del trayecto.
Si viajas por zonas rurales, pueblos y aduares de montañas o desierto la dinámica es bien distinta. Normalmente, en estos lugares los precios son muy reducidos y la situación de sus habitantes más desfavorecida por lo que es más honesto pagar su precio, ya de por sí muy bajos, a veces, incluso, terminas haciendo compras con la intención de ayudar a que estas personas ganen algún dinero con la venta del día.

Benditos pañuelos de papel. Una de las asignaturas pendientes en Marruecos son los baños públicos, no esperes que haya papel higiénico, es excepcional encontrarlo. Muchos baños públicos tienen una pequeña tarifa, normalmente 1 dírham, lo sabrás porque suele haber una mujer sentada a la entrada, pero si no tienes cambio y descubres al salir que debes pagar esta tarifa, basta con decir que no tienes dinero, no pasará nada. Lo más recomendable es llevar siempre paquetes de pañuelos de papel en tu mochila o bolso, serán imprescindibles en cualquier lugar. No sabría decir dónde están los peores baños, si en las grandes ciudades o en la zona rural, en esta última el water suele ser una taza turca en el suelo, donde tendrás que ponerte en cuclillas para utilizarlo, el problema es que, a veces, no hay espacio y la genera una situación bastante estresante a veces.

Tubqal Marruecos, piedra y arena. Queremos animarte a viajar con nosotros, a vivir una experiencia diferente. En nuestros viajes estarás acompañado todo el tiempo, tenemos un objetivo único que es proporcionarte un viaje tranquilo fuera de las grandes aglomeraciones y sin que tengas que experimentar situaciones incómodas, solo dejarte llevar y disfrutar de este maravilloso país.