Jebel Saghro: la tierra de los Ait Atta

Sonia Gámez | 15 diciembre 2019

Recientemente hemos incorporado una sugerente ruta a nuestra web, una travesía a pie por la cordillera del Saghro, que estábamos deseando formara parte de nuestros destinos en el sur de Marruecos. Después de realizar el recorrido con un grupo de amigos y definir el itinerario más atractivo, no quisiera dejar de contaros sobre estas maravillosas tierras que, históricamente, han sido ocupadas por una de las tribus más enigmáticas del sur marroquí.

Aquellos días de ruta en los caminos pedregosos del jebel Saghro me permitieron largas meditaciones y divagaciones acerca de los grupos seminómadas que se encontraban estratégicamente acampados a nuestro paso entre las montañas. Las duras condiciones ambientales de esta cordillera han propiciado una evidente despoblación del territorio, convirtiéndolo en un lugar de paso donde, casi exclusivamente, se desarrolla una actividad ligada a movimientos de trashumancia estacional entre el Alto Atlas y estos valles. En muchas ocasiones, durante la caminata, vimos las tiendas de estos grupos nómadas a lo lejos y, al caer la tarde, nuestro campamento permanecía próximo a sus jaimas confeccionadas al modo tradicional, con pelo de cabra y camello. Una vez instalados en las tiendas, cuando un manto amarillo-anaranjado empezaba a cubrir las laderas del macizo, pudimos disfrutar de una luminosidad cálida que inundaba todo el valle. Entonces, a lo lejos, observamos como numerosos rebaños de cabras se precipitaban monte abajo hacia los rediles de los campamentos de estas familias en movimiento.

Un descanso durante la caminata del Saghro

Descanso para reponer fuerzas durante la travesía del Saghro.

Antes de descubrir a estos interesantes pobladores, me gustaría situaros en este espacio excepcional, del que podríamos decir es la primera gran barrera que encuentra el desierto del Sahara en su extensión, dividiendo el territorio desde un punto de vista biogeográfico. Si atendemos a una descripción geológica, sabemos que la cordillera del Saghro se vio afectada durante un largo período de tiempo por sucesivos eventos magmáticos e hidrotermales que formaron una gran provincia mineralizada con un potencial económico importante. Se trata de una amplia cordillera de origen volcánico de doscientos kilómetros de largo y cuarenta kilómetros de norte a sur. Este relieve montañoso no es muy abrupto y se localiza al sudeste de Marruecos, un territorio dividido entre tres provincias: Er Rachidia, Ouarzazate y Zagora. El lugar forma parte del área clasificada por la UNESCO como oasis de reserva de la biosfera del sur de Marruecos y es reconocido su papel como testigo de una diversidad biológica, geológica y cultural milenaria.

 

Espectacular vista de la cordillera del Saghro
Vista de las Puertas de Alí
Formaciones rocosas de la cordillera del Saghro

Las formaciones rocosas del Saghro evidencian una importante erosión que ha generado un paisaje devastado y original.

La cordillera del Saghro cuenta con un clima mediterráneo semiárido y árido, con condiciones climáticas extremas en la estación cálida. Esto nos obliga a programar las caminatas entre octubre y abril, debido a las altas temperaturas alcanzadas a partir de la primavera. Al inicio del invierno llegan las lluvias y se produce un importante crecimiento de los pastos que va a favorecer el pastoreo. Por esta razón, se produce un desplazamiento, que forma parte de un ciclo anual programado, en el que los pastores nómadas que viven en el Alto Atlas ocupan los asentamientos colectivos diseminados por el Saghro. Estos movimientos son un reflejo tangible de su cultura y sus únicas huellas en el terreno donde se mueven.

Formaciones rocosas en el Saghro
Infraestructuras de uso estacional en el Saghro
Infraestructuras de uso estacional en el Saghro

Infraestructuras de uso estacional dispersas en lugares estratégicos para ser ocupadas durante la trashumancia.

A simple vista, podemos observar que la cordillera del Saghro es una región muy erosionada y es precisamente esta característica la que le aporta al paisaje ese aspecto tan fascinante y extraterrenal que conserva. Sus extensos valles y barrancos generan un escenario de formaciones esteparias, con una flora capaz de soportar las condiciones extremas durante el verano: boj, palmitos, palmeras, olivos, algarrobos, álamos, chopos o higueras forman parte de este paisaje árido. También en sus caminos descubriremos pequeños bancales de verde intenso donde se cultivan olivos o almendros. Más hacia el sur, pequeños oasis de palmeras datileras colonizan los márgenes de los ríos.

La cordillera del Saghro es una región dotada de grandes riquezas geológicas. En toda esta ruta se evidencia un territorio rico en depósitos fósiles y minerales, a cada paso encontraremos llamativos afloramientos dispersos en sus formaciones rocosas y suelos. Además, la región cuenta con una riqueza patrimonial destacada que se fundamenta, sobre todo, en la existencia de numerosos yacimientos prehistóricos o paleontológicos y una importante presencia de grabados rupestres.

Pequeños huertos junto al río

En los márgenes de los ríos observamos la mano del hombre en construcciones de pequeños huertos o bancales de verde intenso.

Especie arbórea en el Saghro
Palmeras en el Saghro
Especies herbáceas en el Saghro
Paisaje de la cordillera del Saghro

Distintas especies vegetales que forman parte del paisaje del jebel Saghro.

No voy a continuar con estas interesantes cuestiones del jebel Saghro, quizá en otro post de Rutas Marruecas. Ahora me gustaría centrar la atención en los pobladores de estas tierras a los que he estado haciendo referencia. Como ya sabéis, las montañas y el desierto en Marruecos, con todas sus complejidades, conforman el espacio natural de un grupo humano cuya lengua, el amazige, funciona como elemento cohesionador. Son sociedades tribales que se extienden por todo el territorio marroquí, haciendo visible la rica diversidad entre ellos en numerosos aspectos como las tradiciones, sus vestimentas, costumbres o los diferentes dialectos que derivan de su lengua. Es una de estas tribus la que forma parte de este escenario pedregoso y árido, grupos humanos en movimiento que requieren cierta atención.

Mulas y muleros para la travesía del Saghro

Las mulas forman parte esencial de los movimientos por el Saghro, estas portan todo lo necesario para realizar la travesía por estos caminos pedregosos.

La región del Saghro es la tierra de los Ait Atta, una confederación tribal de la que tenemos las primeras referencias en el siglo XVI. Son los principales cursos de agua de carácter sahariano los que han delimitado las tierras de estas tribus: el Drâa en el oeste, el Dades y el Todra en el norte y el Ziz en el este. La cordillera del Saghro y el palmeral de Tazarine, ubicados aproximadamente en el centro geográfico de este territorio, representan el hogar ancestral de los Ait Atta, un espacio adquirido por derecho de conquista y donde en 1933 disputaron su última resistencia a las fuerzas coloniales francesas.

Panorámica de palmerales en el Saghro
Tierra erosionada de los Ait Atta

La erosionada tierra de los Ait Atta.

Erosionada tierra de los Ait Atta

Para entender las interacciones tribales, debemos tener en cuenta que en el sur de Marruecos, a partir del siglo XV, muchas poblaciones autónomas e independientes se aliaban temporalmente por cuestiones bélicas y estratégicas. Con el tiempo, estos grupos adquirían una nueva denominación, como sucedió con los Ait Atta, que representan una de las asociaciones tribales más extensas del Magreb. La disposición circunstancial de las tribus que componen esta confederación implica por sí sola un modo de conexión individual y colectiva con el Ait Atta. Estas asociaciones servían a las tribus para expresar su oposición a las diversas invasiones y, más tarde, al poder central del Estado o Majzen. La tribu nunca se disolvía dentro del conjunto de los Ait Atta, siempre han conservado su autonomía, ya que es la pertenencia a la tribu la principal seña de identidad.

La composición de los Ait Atta es, principalmente, amazige, pero también la componen otros elementos como grupos árabes berberizados, negros sudaneses, harratines o, incluso, judíos islamizados. El antropólogo americano David Montgomery Hart la calificó de «súper tribu», ya que todas las tribus que la componen llevan el nombre de un antepasado común, Dadda Atta (abuelo Atta), aunque ninguna puede rastrear exactamente sus vínculos genealógicos con este personaje que, según parece, no es del todo legendario. Este ancestro común también es el padre espiritual de estos grupos, debido a su relación con otros dos líderes religiosos: Mulay Abdallah ben Hossain y Sidi Ahansal.

Si investigamos un poco, encontraremos dos leyendas o tradiciones que vinculan a este personaje, Dadda Atta, con estos líderes espirituales: la que cuenta que estos grupos se organizaron durante el siglo XVI para resistir la invasión del sur de Marruecos por los árabes Maqil, y fueron ayudados por Mulay Abdallah ben Hossain (del que Dadda Atta fue discípulo). Este líder religioso fue el fundador de la zagüía Amagharyine, que se encuentra muy próxima a Marrakech, y a la que los Ait Atta, al menos los clanes más importantes, siguen unidos y acuden en peregrinación para dejar sus ofrendas. Otras leyendas entre los Ait Atta del norte, vinculan a Dadda Atta con Sidi Said Ahansal, que vivió a principios del siglo XIII y que permanece enterrado en el pequeño pueblo de Zaouiat Ahansal.

En la actualidad, la confederación continúa manteniendo estos dos históricos referentes religiosos: el mayor, Mulay Abdallah, que es honrado por los Ait Atta del sur y por aquellos que se encuentran en las tierras del este de Boulmane Dades; el menor, Sidi Said Ahansal, que recibe la lealtad de los Ait Atta que están ubicados al norte del valle del Dades.

La supuesta tumba de Dada Atta en Tagunit.

La supuesta tumba de Dada Atta en Tagunit.

Las historias legendarias nos cuentan que Dadda Atta procedía del Jebel Saghro, que murió en una de las batallas con los árabes Maqil y que fue enterrado en un puerto de montaña en el alto valle del Dades. A partir de estas leyendas, se puede deducir que los Ait Atta tuvieron una amplia expansión por el territorio, un espacio que todavía hoy se considera su hogar original. A esta dispersión se les opusieron otras tribus, sobre todo los Ait Yafelman, que alrededor de 1645 y después de formar una federación, detuvieron a los Ait Atta al norte y este del Saghro. Por otro lado, la expansión hacia el sur, donde se encuentran los oasis del Drâa, fue mucho más tarde, y no comenzó al menos hasta 1800. En todo este proceso expansivo, la confederación también tuvo que hacer frente a otros enemigos como los chorfas (alauitas), que estaban apoyados por el Estado, o los colonizadores franceses. Desde inicios del siglo XX, algunos clanes de los Ait Atta lideraron la resistencia al avance de las fuerzas francesas hasta 1934, fecha en que los Ait Atta permanecieron prácticamente independientes del poder central.

Encuentro de las fuerzas coloniales con los líderes de Ait Atta.

Encuentro de las fuerzas coloniales con los líderes de Ait Atta.

Como ya sabemos, el desplazamiento de los pastores está dictado por la escasez de recursos, de ahí la estrategia de uso de pastos a través de la movilidad. En el Saghro, la trashumancia ha involucrado residencias permanentes y actividad agrícola estacional de baja calidad que ha sido limitada a los fondos de los valles. Además, esta actividad implica dos movimientos anuales: la subida a las zonas de pasto del Alto Atlas central en la primavera y el regreso a los valles del sur a principios de otoño, antes de la llegada de las lluvias y la nieve. Actualmente, los desplazamientos de los Ait Atta tienen poca amplitud en relación al pasado y, aunque todavía hoy existen algunos grupos nómadas de camellos, son minoritarios, pues muchos de estos grupos se están convirtiendo al sedentarismo.

Cultivos junto a una de las construcciones ocupadas por los Ait Atta del Saghro.

Cultivos junto a una de las construcciones ocupadas por los Ait Atta del Saghro.

La amplia dispersión de los Ait Atta a la que hemos hecho referencia es consecuencia de la forma de vida tradicional de estas tribus, basada principalmente en el nomadismo pastoral. La expansión de los Ait Atta hacia el norte fue motivada por la búsqueda constante de nuevos pastos para sus ovejas o cabras. Por otro lado, el despliegue más reciente de esta súper tribu hacia el sur y el sureste (Tafilalet) se explica principalmente por las peticiones de protección que demandaban los harratines de los oasis con intención de defenderse de las incursiones y el saqueo de otras tribus. Este hecho, hizo que los harratines se convirtieran en clientes habituales de los Ait Atta.

La mayoría de los Ait Atta eran y siguen siendo pastores trashumantes que, a lo largo de su historia, han aprendido a gestionar el medio ambiente de forma respetuosa y sostenible. A través de las expresiones de su lengua se hace visible su percepción particular del medio en el que se mueven y su adaptación a los diferentes ecosistemas.

Cabras de pelo oscuro en el Saghro

Son abundantes los rebaños de cabras de pelo oscuro en el Saghro, un recurso económico fundamental para las familias nómadas. Fotografía de Rachid Douiou.

Las duras condiciones climáticas han propiciado que los recursos económicos de los Ait Atta sean obviamente muy escasos: a los productos del rebaño se suman los cereales, especialmente la cebada, y los dátiles de los oasis. En el pasado, el saqueo proporcionó un suplemento indispensable para la supervivencia de estos grupos; de hecho, algunos ataques sorpresas de los Ait Atta llegaron a zonas muy lejanas. Como es obvio, la industria de estos grupos es muy limitada y reducida, por un lado, las mujeres tejen las carpas a partir del pelo de las cabras y los camellos pero también confeccionan algunas prendas de lana, como las chilabas oscuras o marrones típicas de estas tribus.

Cabras de pelo oscuro en el Saghro
Tejedora Ait Atta
Típica jaima nómada

Típicas jaimas nómadas dispersas en los valles del jebel Saghro. Fotografía de Rachid Douiou.

Durante el período precolonial, los grupos amaziges, también los Ait Atta, vivían como entidades independientes frente al poder central. Estos, para dominar el espacio que ocupaban y aprovechar los recursos disponibles, desarrollaron instituciones o derechos consuetudinarios que organizaban los diferentes niveles de la vida tribal: desde la política hasta la gestión y el uso de los recursos.

Los Ait Atta también se regían por un derecho consuetudinario, por un lado han conservado la mayoría de las costumbres de los pastores nómadas pero, por otro, han ido adquiriendo algunos hábitos específicos de los sedentarios. En todo el territorio Ait Atta, la base del derecho judicial era el juramento colectivo: un hombre acusado de un delito o un crimen, desde el robo de una gallina hasta el asesinato, debía demostrar su inocencia bajo juramento en compañía de un número variable de hombres que formaban parte de un jurado y que debían pertenecer, tanto como fuese posible, a su linaje. El juramento se colocaba en la tumba de un santo o wali, en un día y hora fijados de antemano, en presencia de un hombre neutral en el conflicto. El número de los miembros del jurado variaba según el delito: cinco por el robo de ganado pequeño, diez por una disputa por la tierra, cuarenta por un asesinato.

El Jebel Saghro representa el centro del país de los Ait Atta y el lugar donde se encontraba su corte suprema o istinaf era Igharm Amazdar. El istinaf era otro elemento importante del derecho consuetudinario de los Ait Atta. La institución estaba compuesta por seis hombres elegidos entre los clanes judiciales y residían alrededor de la corte suprema, ya que podían ser convocados en cualquier momento. Es presumible que los miembros de estos clanes debían tener un conocimiento del derecho consuetudinario y una cultura sólida frente a otros miembros de la tribu.

Mujeres Ait Atta
La singular belleza de las mujeres Ait Atta
La singular belleza de las mujeres Ait Atta
La singular belleza de las mujeres Ait Atta

La singular belleza de las mujeres Ait Atta. 

Como hemos visto anteriormente, los Ait Atta son una gran confederación compuesta por diferentes tribus. Estas a su vez se agrupaban en territorios protegidos e inviolables, un espacio de más de veinte kilómetros cuadrados donde residían los descendientes de Mulay Abdallah y donde se custodiaba un documento sobre piel de camello que establecía la división de los Ait Atta en cinco khoms o quintos, y cada uno de ellos estaba formado por varias tribus o clanes. Progresivamente, estos khoms se fragmentaron en una gran cantidad de grupos dispersos en lugares, a veces, muy alejados entre sí. Este aislamiento fomentó la independencia en la elección de sus propios líderes, tarea que se llevaba a cabo cada habitualmente en primavera. Sin embargo, ningún líder representaba la cabeza de un khoms, ya que su organización política estaba fundamentada en un sistema verdaderamente democrático y horizontal. La elección de los líderes responsables de los diferentes niveles se realizó de acuerdo con un sistema de rotación, ya que la elección se hacía por turnos, cada año en uno de los cinco khoms. De esta manera, y hasta 1926, los Ait Atta eligieron la máxima autoridad de la confederación.

El ritual para la elección de este Jefe Supremo era muy interesante: los candidatos del khoms que debía proporcionar al líder se sentaban en círculo mientras los miembros de los otros cuatro khoms se unían para tomar su decisión. Hecho esto, daban la vuelta al círculo hasta llegar al candidato elegido que hacían levantarse; entonces, el jefe saliente introducía algunos mechones de hierba en el turbante del elegido para asegurar un año próspero. El ritual continuaba con el ofrecimiento al nuevo jefe de un tazón de leche y, cuando este comenzaba a beber, debía empujar el tazón contra su cara para que el líquido se derramase sobre su barba y su ropa. Luego, cada participante recibía un poco de leche y un dátil. La rotación del poder y las elecciones anuales evitaban la aparición de la tiranía. Por lo tanto, el poder era muy frágil y cualquier líder que intentara abusar de él era destituido antes de finalizar el año. Sin ser un elemento original, algunos estudiosos han considerado el istinaf o la elección de jefes por rotación y complementariedad, como un elemento de cohesión política de los Ait Atta. Sin embargo, estas instituciones experimentaron profundos cambios durante el período colonial, cuando las autoridades introdujeron nuevos métodos de explotación para someter a las tribus que rechazaban enérgicamente la ocupación extranjera. Después de la independencia de Marruecos, el control estatal sobre los recursos se fortaleció con el mismo objetivo de someter a las comunidades que habían destacado por su disidencia.

Celebración de una boda en un grupo de Ait Atta.

Celebración de una boda en un grupo de Ait Atta.

Los hombres y mujeres que forman la confederación de Ait Atta son personas de llanuras y montañas que conocen bien la severidad del clima sahariano y los rigores de las montañas del Atlas. El nomadismo que han practicado durante siglos, ha tenido como objetivo reducir la presión sobre los escasos recursos de estas tierras. Los Ait Atta sabían cómo respetar los períodos de descanso de las plantas útiles y conocían cómo conservar los escasos recursos para esperar un pastoreo de calidad cada temporada.

Conocer un poco más estas tribus y atravesar la cordillera del Saghro es una de las mejores experiencias en el sur de Marruecos. Por ello, nos gustaría animarte a recorrer sus caminos pedregosos y estimulantes con nosotros, para que puedas descubrir la vida de estos grupos seminómadas que todavía hoy se desplazan por este paisaje original y legendario.

Rafa y yo en una de las cumbres del Saghro.

Rafa y yo en una de las cumbres del Jebel Saghro, anímate a subirlas con nosotros en nuestras próximas salidas.