El zoco, una experiencia marroquí

Sonia Gámez | 5 junio 2019

A quién no le gusta perderse en un mercado abarrotado de gente y deambular entre coloridos puestos de venta cargados de frutas y verduras y otras miles de cosas que, a priori, parecen inservibles. Es posible que, en alguna ocasión, te hayas encontrado frente a uno de estos tenderetes regateando con el vendedor el precio de algo que ni siquiera habías planteado comprar pero que, en ese momento y sin saber porqué, te ves peleando para conseguirlo a toda costa. Si no lo has hecho, es porque todavía no has conocido el verdadero Marruecos, el de los zocos.

Nosotros vivimos en Sidi Ifni (antigua colonia española en la costa sahariana de la que ya os conté en otro post) y los domingos es nuestro día de zoco. Para mí es un día especial porque, además de hacer mi compra semanal, lo dedico a sociabilizar con los habitantes de esta región que ahora nos acoge. Ir al zoco significa tomarme un té con Rafa o con algún amigo en una de tantas cafeterías frente al mercado. Llegar al zoco es saludar a Hassan y conversar con él, es un señor muy amable que fabrica anillos utilizando monedas de cincuenta céntimos de euro y madera de cedro, unas piezas realmente bonitas que expone cada domingo en su puesto. Me gusta pasear por el zoco y no dejar de pasar por ninguna de sus calles para ver todo lo que allí se vende. Mi lugar favorito en el zoco es la zona donde se exponen frutas y verduras, es un espacio a rebosar de colores vivos y frescos, donde me entretengo más de lo habitual. También disfruto en los puestos de mieles de la zona o el de los frutos secos, que siempre te hacen probar una y otra vez sus ricas mercaderías. Poco a poco voy cargando mi bolsa y, cuando ya no puedo tirar de ella, vuelvo a casa al final de la mañana. Esta afición a los zocos me ha llevado a escribir este post, con la intención de que conozcáis más a fondo cómo funcionan y qué significan para los marroquíes.

Zoco de Sidi Ifni este domingo mientras hacía mi compra semanal.

Lo que en los países islámicos se conoce como zoco es denominado en oriente (en los países musulmanes no árabes) bazar, aunque su organización y estructura es la misma. El zoco es un espacio tradicional muy característico, donde la población se reúne periódicamente para mercadear con bienes, intercambiar información o realizar negociaciones diversas. Zouk es un término que procede del árabe souq y hace referencia a cualquier área de ventas, un mercado en general, ya sea abierto o cubierto. Podríamos decir que el mercado refleja fielmente el tipo de sociedad en la que nos encontramos, es su imagen más auténtica, por eso, si quieres saber más sobre la sociedad marroquí creo que es interesante entender la dinámica de sus zocos, conocerlos y, sobre todo, vivirlos. Estos espacios comerciales tradicionales desempeñan un papel decisivo en las sociedades magrebíes por razones económicas y socioculturales como ahora veremos.

Zoco urbano de Chefchaouen.

Los zocos de Marruecos han sido objeto de numerosos estudios antropológicos durante todo el siglo XX, muchos de estos trabajos han puesto el foco, a veces de forma poco acertada, en distintos aspectos como la religiosidad, la división del espacio o la cuestión de género para explicar su dinámica y funcionalidad. Por su parte, la visión orientalista también se esforzó en hacer una descripción del zoco, una búsqueda de lo exótico que intentó atribuir cierto aire de misterio a lo acontecido en los mercados mezclando la hechicería con lo espiritual y el misticismo. Sin embargo, el zoco es mucho más que todo eso. Para la población marroquí es el espacio comercial por excelencia, pero también el del entretenimiento, el de la sociabilidad y el de la diversidad. En la actualidad, existen estudios mejor enfocados y fundamentados que determinan tres estructuras o tipologías para el zoco: los mercados rurales semanales; los mussem (de los que ya hemos hablado en el post anterior) y los mercados urbanos (que en muchas ocasiones son mega zocos). Los antiguos criterios de clasificación del zoco se basaron en la temporalidad: si el zoco era diario, semanal o semi-semanal, o en el espacio geográfico donde se celebraban: zocos rurales y zocos urbanos. Esta distribución geográfica, que en ningún caso es aleatoria, dependerá de un factor económico, que se basa en el valor comercial de los productos que son vendidos en el mercado; y de un factor de conveniencia, en relación a las posibles molestias que puedan causarse a la población con su instalación en un determinado lugar. Dejando de lado todas estas clasificaciones, la importancia del zoco radica en sus tres funciones principales que son la redistribución de productos rurales, la comercialización de diversos productos de origen, a menudo, externo y la prestación de servicios.

Zoco de la ciudad de Mequinez.

Tradicionalmente, los zocos han sido fundamentalmente rurales, un espacio abierto sin construir en el que se instalan puestos de venta un día de la semana que siempre es el mismo. A estos lugares, los miembros de una tribu acudían para llevar sus bienes y sus rebaños para venderlos o intercambiarlos. Esta periodicidad semanal permitió a las distintas tribus marroquíes alternar los días de celebración de su zoco, por ello, los zocos son nombrados según el día de la semana en el que se celebra: tenín (lunes), telata (martes), arbaa (miércoles), jemis (jueves), yumaa (viernes), sebt (sábado) y had (domingo), y así, por ejemplo, encontraremos souk el had, el zoco del domingo, como es el nuestro en Sidi Ifni. Para distinguir los zocos que coincidían en el mismo día de la semana se le añadió el nombre de la ciudad, cabila o poblado en el que se celebraba.

Los primeros zocos eran mucho más rudimentarios y desarrollaron una economía de trueque e intercambio que hoy prácticamente ha desaparecido. Estos mercados han evolucionado y se han ido transformando y adaptando a los nuevos tiempos y a las demandas de la población. Antiguamente, las personas que se desplazaban al zoco lo hacían a pie o al lomo de un borrico, un desplazamiento lento que provocaba la formación de caravanas en los caminos de las cabilas cuyo objetivo común era llegar al mercado para abastecerse y relacionarse socialmente.

Fotos del Archivo General de Melilla.

Los zocos urbanos, que suelen ser diarios, casi siempre se encuentran en el centro de las medinas y se caracterizan por la variedad de mercaderías, muy reconocidas por su diversidad y riqueza. Estos mercados desempeñan un papel importante para la población, ya que le permite abastecerse de productos frescos y manufacturados. En ellos encontraremos un espacio para la venta de joyas y objetos de valor, pero también todo tipo de artesanías (alfombras, alfarería, ropas tradicionales, especias, etc.). En las medinas suele establecerse un mercado permanente formado por un conjunto de pequeños negocios o tiendas que se ha denominado souika o micro mercados. Estos se agrupan en las principales vías de circulación o en las puertas de acceso a la medina, diferenciándose así del zoco central. En los zocos de las ciudades descubriremos la tradición de la artesanía urbana, que se remonta a época medieval. Los distintos talleres, organizados en corporaciones, están ordenados jerárquicamente y su organización implica la compra de materias primas y la venta de productos ya finalizados. Cuando visitamos las medinas de las ciudades marroquíes, es fácilmente identificable esta jerarquización de espacios y, mientras caminamos, nos vamos encontrando con pequeñas plazas rodeadas de talleres de costura, o calles repletas de talleres de herrería, o conjuntos de alfareros con sus manos sumergidas en barro. Ahí reside el atractivo de las medinas, un lugar que te permite descubrir la tradición artística del país mientras merodeas por sus calles, donde podrás comprar a menor precio piezas decorativas de un gran valor artesanal. Conozco muchas medinas en Marruecos y, desde luego, tengo varias que son mis favoritas. Una de ellas es la de Tetuán, con sus rincones pintorescos que albergan pequeñas plazas rodeadas de gremios artesanos, la que más frecuentamos es la de los costureros, donde tomarse un rico té con hierbabuena observando cómo cosen en sus talleres todos esos hombres no tiene precio.

Los zocos rurales son semanales y es el lugar de venta y compra de los productos de primera necesidad. Además, son espacios de intercambio cultural y de relaciones sociales, un aspecto que los diferencia en cierta medida de los zocos urbanos. Estos mercados se distribuyen en el territorio y generan un paisaje esencial que contiene ganado, tenderetes, tiendas fijas, mataderos, locales administrativos, etc. El zoco se convierte en un lugar de reunión para la población rural del entorno, un espacio de cohesión social cuyo fin principal es la comercialización de productos agrícolas y ganado. La asistencia al zoco por parte de la población puede variar según las zonas donde se celebra, no es lo mismo un área de montaña aislada que el entorno rural de una gran ciudad. En algunos casos, sobre todo en tiempos pasados, la asistencia de los campesinos al zoco ha significado el principal punto de contacto con el mundo exterior. El zoco semanal permite deshacerse de la producción local agrícola, lo que constituye una fuente extra de ingresos para las familias y el fomento de la agricultura. Algunos zocos son exclusivamente agrícolas pero otros son multifuncionales y en ellos encontramos comercio de alimentos con servicios, ocio, talleres diversos y entretenimiento.

Históricamente, el zoco ha sido un espacio exclusivamente masculino y, aunque se han producido ciertos cambios con el paso del tiempo, siempre ha sido un lugar hostil para las mujeres, por tratarse de una institución dominada por la ideología patriarcal. Poco a poco, se ha ido observando la presencia discreta de mujeres vendedoras en las diferentes regiones de Marruecos. La primera vez que se documenta la integración de la mujer en el zoco es en 1975. En las zonas más empobrecidas, debido a la falta de recursos y a un alto factor de desempleo, las mujeres se han ido incorporando a los zocos para vender sus productos. Suelen ser solteras, divorciadas o viudas, es decir, no casadas ni sujetas a la autoridad del marido, con la necesidad de participar en los ingresos del hogar cuando ya no les queda otra alternativa. Este es un fenómeno relativamente reciente en la historia de los zocos marroquíes ya que, tradicionalmente, todas las mujeres han estado excluidas de este espacio y del mundo del comercio y la industria artesanal.

La participación femenina en los zocos se ha iniciado en el norte de Marruecos, principalmente en la región Jbala, desde donde se fue extendiendo hacia el interior del país. A pesar de todo, el zoco sigue siendo una institución dominada por lo masculino y todavía hoy, en ciertos casos y momentos, encontramos la presencia exclusiva del hombre en muchos de los zocos marroquíes. Ante estas circunstancias, en la década de los años cuarenta del siglo XX, se organizaron zocos solo para mujeres, sobre todo, en las regiones del Rif, donde las mujeres se agrupaban en el entorno de los zocos de hombres para vender productos alimenticios y artículos de primera necesidad. En la actualidad, es más común la presencia de mujeres vendedoras en los zocos turísticos y en los zocos diarios de las ciudades que en los zocos rurales semanales.

Mujeres de la región Jbala.

Mujeres en el mercado de Rissani, donde venden una pequeña parte de su producción agrícola.

En cuanto al aspecto socio-cultural, el zoco ha preservado el patrimonio local de las distintas regiones de Marruecos y su progreso entre generaciones. Siempre fueron espacios de reunión, desde donde se han impulsado las relaciones y vínculos entre los asistentes. En ellos se resuelven disputas, se negocian acuerdos, préstamos y arreglos matrimoniales. Originalmente, el zoco simbolizó un terreno neutral donde las distintas tribus acudían para solucionar sus rivalidades. Todas estas circunstancias, han convertido el zoco en un espacio de orden simbólico fundamental en las sociedades tribales y en las distintas poblaciones rurales en la actualidad.

Los figurantes principales del zoco son los vendedores, que pueden ser comerciantes o campesinos que vende su producción, y los compradores, que son los clientes frecuentes que acuden semanalmente al mercado. Podríamos incluir entre estos actores a los visitantes extranjeros, ya que el zoco se ha convertido en un sector de atracción turística. El zoco también es un lugar reservado para el espectáculo, donde se realizan acciones relacionadas con el entretenimiento, el juego o la curación. Cuando nos movemos por un mercado tradicional podemos encontrarnos con diferentes escenarios y situaciones, esto convierte al zoco en un lugar atractivo para las miradas ajenas.

Si hago memoria de todos los mercados que he visitado en Marruecos me surgen recuerdos del barbero que charla animosamente con su cliente mientras lo afeita, los ancianos con sus chilabas que toman té y observan desde sus mesas abstraídos, el loco que vocifera catástrofes apocalípticas o los numerosos juglares o narradores de cuentos épicos rodeados por la multitud atenta y curiosa. En los grandes zocos puede ocurrir de todo, porque en ellos se permite casi todo. Lo más interesante en este sentido es que se han convertido en espacios de transgresión y diversión y en ellos encontramos un abanico diverso de personajes que desafían las reglas y los códigos sociales con su elocuencia y humor: encantadores de serpientes, mujeres oradoras, curanderos, tatuadoras de henna, músicos, etc.

Distintos personajes habituales en los zocos marroquíes. Fotografías de Alejandro Moreno.

El zoco es un lugar esencial para todo el que visita Marruecos, porque permite al viajero integrarse completamente en la atmósfera marroquí y tomarle el pulso al país. Es un terreno donde se topará con la tradición y la hospitalidad marroquí en un mismo espacio. El zoco es el reflejo de las transformaciones sociales de este mundo cambiante en el que vivimos. Se adapta a los nuevos tiempos, a las nuevas demandas de los clientes y ofrecen nuevos productos y nuevos espacios que marcan la evolución de la sociedad marroquí. Sin embargo, actualmente, con la aparición de novedosas formas de actividad comercial estos mercados tradicionales retroceden en algunas ciudades pero no tanto en la zona rural.

Zocos de Kariat Arkeman y Rissani.

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