El arte de la Fantasía: habilidades ecuestres, rifles y pólvora

Sonia Gámez | 6 mayo 2019

La Fantasía se me revelaba como una tradición exótica y curiosa, una imagen ilusoria que permaneció en un imaginario lejano hasta mi primera experiencia casual sobre el terreno. En uno de nuestros viajes por Marruecos, hace ya muchos años, nos topamos sin esperarlo con una gran aglomeración de personas en la región de Taza. Previendo que algo se estaba cociendo, quisimos saber el qué. Y allí nos plantamos, posicionándonos en una fila de observadores silenciosos, frente a un grupo de jinetes ataviados con trajes tradicionales en una actitud altiva e imperiosa. La agitación de los espectadores se hizo palpable cuando los caballos comenzaron a desfilar frente a nosotros. La tensión aumentó al mismo tiempo que la carrera se aceleraba, era una tensión retenida que sucumbió a la explosión liberadora que puso fin a la cabalgada, todo se impregnó de humo blanco, el galope cesó y los gritos de la multitud colmaron el ambiente. De pronto, el silencio de los jinetes a su regreso a la casilla de salida restableció el orden. Esta fue mi primera visión de la Fantasía, una experiencia reveladora y emocionante.

Hasta aquel encuentro fortuito de jinetes y pólvora, mi contacto con las Fantasías lo había proporcionado el Arte. Son muchas las representaciones de esta tradición ecuestre en la pintura europea, una fuente muy valiosa para obtener algunas pistas sobre la llegada a occidente de la imagen de una Fantasía y el uso del término. Si nos remontamos al pasado para buscar esas primeras menciones, nos toparemos con un dibujo del siglo XVI del pintor flamenco Jan Cornelisz Vermeyen titulado Fantasía en Túnez, realizado durante la conquista de estas tierras por el emperador Carlos V en 1535. Y, aunque algunos autores han visto en este dibujo de Cornelisz la primera referencia a la Fantasía, otros muchos han identificado a Eugène Delacroix como el pintor que más visibilizó esta práctica ecuestre magrebí. Delacroix contribuyó con un testimonio revelador, consecuencia del viaje que el pintor realizó a Marruecos y Argelia en los años treinta del siglo XIX. Este viaje entreabrió una ventana al Marruecos real, un país que era conocido hasta entonces de forma aproximada y a través de historias inventadas, pero también marca un hito en la historia de las relaciones culturales entre Marruecos y Francia.
La imagen de los jinetes sobre sus caballos al galope, que el pintor describió como carreras de polvo y fantasías, quedó impregnada en la retina de Delacroix en 1832. El artista documentó desconcertado numerosas cabalgadas en su recorrido entre Tánger y Meknès de las que posiblemente quedó prendado. A su llegada a Francia redundó en el tema, inaugurando una amplia obra artística que se desarrolla en varios años. A partir de aquella experiencia norteafricana, serán numerosas las representaciones ecuestres y de Fantasía con sus jinetes, caballos y monturas tradicionales. Algunos autores han señalado a Delacroix como el artífice que acuñó el término Fantasía, tal y como aparece en el título de alguna de sus obras como Fantasia ou Jeu de la poudre, devant la porte d’entrée de la ville de Méquinez o el Ejercicio militar marroquí o Fantasía. No sabemos si realmente fue así, sin embargo, no se puede negar que de aquel viaje Delacroix originó una serie de pinturas fascinantes que caló en el gusto occidental del momento, convirtiendo los temas marroquíes en una parte importante de su trabajo. Más tarde, la visión de Marruecos y sus tradiciones se convertirá en uno de los argumentos favoritos de los pintores orientalistas más destacados, como fue Eugène Fromentin o Mariano Fortuny. Por otro lado, las primeras descripciones escritas sobre las Fantasías tienen lugar a finales del siglo XVIII en obras como Recherches historiques sur les Maures et histoire de l’empire de Maroc de Louis de Chénier en 1787, o en el famoso Voyage en Barbarie en 1789, de Abbé Poiret o en la Enciclopedia Británica, en 1797.

Cuadro que representa una Fantasía de Eugene Delacroix

Eugène Delacroix. Fantasia ou Jeu de la poudre, devant la porte d’entrée de la ville de Méquinez, 1832.

Eugène Delacroix. Fantasía marroquí, 1847.

Si bien la Fantasía es hoy una representación, sus raíces son profundas en la historia del Magreb, único lugar donde se practica. Sus orígenes no están del todo claros pero no hay duda de que es una práctica heredera de la técnica guerrera de acoso y rastreo que amaziges y árabes utilizaron en el transcurso de la historia de la caballería marroquí, conocida como «el kerr, el ferr» «el ataque y la retirada». En el norte de África, también en el Oriente Próximo, las incursiones tribales a caballo conocidas como ghazyas se convirtieron en el método de saqueo más popular y en su expansión por todo Marruecos está ,posiblemente, el origen de las Fantasías.
En las sociedades tribales, la Fantasía no era solo una maniobra militar, además de la guerra estas prácticas reflejaron múltiples aspectos sociales. Los jinetes la utilizaron como un medio en el que manifestar sus cualidades y valía frente a otros miembros de la tribu, lo que les permitía ocupar un lugar honorable y destacado en su clan. Los líderes de los grupos de jinetes también estaban obligados a mostrar su capacidad de liderazgo de la manera más precisa posible. Durante el desarrollo de una Fantasía, cada jinete era juzgado de acuerdo a su desempeño en el grupo y fallar en la cabalgada era una causa de deshonra. Para evitar esta situación, los jinetes trabajaban para alcanzar la máxima perfección y coordinación, convirtiendo la Fantasía en un campo de entrenamiento militar para reforzar la calidad y la eficiencia de sus ataques. Estas incursiones de caballería ligera marroquíes se popularizaron en el siglo XV y, cuando se establecen como táctica de guerra, estos grupos de jinetes actuaron de avanzadilla, momento que coincide con la introducción de las primeras armas de fuego en Marruecos, obtenidas al principio a través de las capturas, contrabando o piratería. En la actualidad, la Fantasía se practica con un rifle y pólvora, sin embargo, anteriormente se realizaron con arcos, jabalinas o ballestas.

La representación de una Fantasía en Marruecos es hoy una tradicional exhibición ecuestre que representa un aspecto importante del patrimonio cultural del país. Los jinetes la practican principalmente en el campo con motivo de festividades, celebraciones religiosas o tribales, especialmente en relación al calendario agrícola y coincidiendo con el final de la temporada de cosecha.

La Fantasía es para los árabes Laab el Baroud que significa el «juego de la pólvora», de donde procede tbourida cuyo significado es «liberar el polvo», un espectáculo que se legitima a partir del siglo XVI donde se simulan asaltos militares y sus jinetes, con sus armas y monturas bien armadas, representan una carga de caballería cuya apoteosis llega con un fuerte disparo final simultáneo. Según la región, el uso del caballo puede ser sustituido por el camello o, simplemente, realizarse a pie, aunque lo más habitual es una cabalgada a caballo. En cuanto a términos de estilo y ejecución, esta tradición ecuestre magrebí tiene algunos matices, mientras en Marruecos, Argelia y Libia se representa de forma similar, en Túnez han integrado una demostración de acrobacias en sus galopes a caballo que la diferencia de los otros países.

Para participar en estas justas marroquíes llegan grupos de toda la región, se instalan grandes tiendas o jaimas y se acondiciona el interior para cocinar y comer durante esos días. Algunos grupos tienen sus propias carpas donde acomodan a sus jinetes y a algunos familiares. Se genera un atractivo y animado ambiente donde los caballos, ataviados con monturas decorativas de vivos colores, adquieren protagonismo. Por su parte, los jinetes suelen ir vestidos con chilabas o camisas y pantalones, casi siempre de color blanco, al igual que sus turbantes. Los detalles en las vestimentas varían dependiendo del origen de las tribus y, frecuentemente, portan identificaciones y complementos que las diferencian entre sí. Los rifles están cargados de pólvora, pero no contienen proyectiles.

Antes de la celebración de la Fantasía, los jinetes inician sus preparativos y el día anterior al certamen realizan abluciones para purificarse. Es habitual que estos hombres invoquen a los santos para obtener de ellos la baraka y el coraje necesarios para la ejecución de la Fantasía, ya que a muchas de estas santidades se les reconoció en vida destacadas cualidades ecuestres. El terreno donde suele celebrarse la Fantasía es una pista de, aproximadamente, doscientos metros de largo.

Cada grupo de Fantasía es una sorba y está formado por un número de jinetes que oscila entre cinco y veinticinco, y que siempre debe ser impar. El líder de cada grupo o moqaddem es un jinete experimentado cuyo prestigio y respeto es reconocido socialmente. Esta figura tiene la responsabilidad de supervisar todos los preparativos de la Fantasía, desde las ropas hasta el entrenamiento del jinete. También es la persona que debe coordinar los movimientos realizados por hombres y caballos durante la cabalgada. La belleza y la dificultad de una Fantasía radica en la sincronización de la detonación de los rifles, es el momento clave, de tal modo que solo debe oírse un solo disparo fuerte que semeje el estallido de un cañón. Cuando ya se ha efectuado la salva, el jinete vuelve a sentarse, detiene su caballo bruscamente y lo gira completamente para regresar a un ritmo pausado hacia la línea de inicio, momento en el que otra sorba ya está corriendo. Como se puede intuir, las dificultades son técnicas pero también mentales, ya que el jinete y el caballo deben estar concentrados y muy pendientes de las instrucciones del moqaddem, sin prestar atención a la agitación del público.

Cada región de Marruecos suele tener al menos una sorba y son las regiones agrícolas del centro del país donde, principalmente, tienen lugar las Fantasías: entre el Rif, el Medio Atlas y Marrakech. Se pueden observar algunas diferencias en la ejecución de la detonación según las regiones. Lo habitual es que el jinete sujete el arma con el brazo derecho extendido para realizar el disparo hacia arriba, sin embargo, en la región de Guelmin (Sahara Occidental), el rifle es sostenido con ambas manos y apretado contra el pecho para dirigir el disparo hacia el suelo, considerando que es la forma más auténtica de disparar y el sonido está más próximo al de la guerra. En la región de Marrakech, la ejecución de la Fantasía también cuenta con ciertas peculiaridades, los jinetes se inclinan hacia un lateral y se posicionan en paralelo al cuerpo del caballo.

La Fantasía ha perdurado en Marruecos a través de los siglos y ha evolucionado hasta establecer una asociación entre la tradición y la modernidad que ha contribuido a consolidar la identidad marroquí y difundirla más allá de sus fronteras. Históricamente, la Fantasía ha jugado un papel social, militar y comunitario fundamental en la vida de los marroquíes. A partir de la independencia del país en 1956, el estado marroquí hizo un esfuerzo por reforzar la identidad nacionalista, remontándose a prácticas tradicionales anteriores al colonialismo y regulando las festividades locales. Entonces, la Fantasía comienza a resurgir como una representación del patrimonio cultural marroquí que va a formar parte de la industria turística.
Para fomentar las prácticas ecuestres tradicionales, el gobierno marroquí ha tenido que hacer frente a problemas como el continuo éxodo rural, el desinterés de los jóvenes y el desconocimiento de los fundamentos de la tradición, una serie de factores que comenzaron a repercutir negativamente al sostenimiento de este patrimonio. El reconocimiento del papel histórico de la tradición tbourida o de la Fantasía por parte del estado marroquí ha estado directamente relacionado con la promoción de la industria turística, que ha transformado la exhibición ecuestre tradicional en un símbolo vinculado al desarrollo de la identidad nacional.

Otro de los aspectos positivos del fomento de la Fantasía en Marruecos es la revalorización del caballo bereber, cuya crisis se había extendido después de dar por finalizado su uso militar. La Fantasía ha ayudado en gran medida a frenar el declive de la población equina y ha restablecido su cría, además, ha fomentado el mantenimiento de otros sectores de la industria marroquí vinculados al caballo y a las prácticas ecuestres, como la confección de monturas y vestimentas de los jinetes. Con la idea de recuperar la cría de estos caballos se creó en 1977 un festival de Fantasía en Meknès.
Uno de los aspectos más interesantes de la representación de las Fantasías en la actualidad, ejemplo de modernización y apertura, es la participación de la mujer a partir de 2002, año en el que se crea la primera sorba femenina. Un logro no exento de dificultades, supongo, ya que se trata de una práctica de tradición masculina en la que se ponen de manifiesto cualidades como la destreza física, el poder y la nobleza, una serie de atributos atesorados tradicionalmente por el hombre. A pesar de todo, la buena noticia es que la Fantasía ha sucumbido a la legitimidad de lo femenino.

Todas las fotos de este post son Fantasías encontradas en nuestros viajes. Desde Tubqal Marruecos, piedra y arena intentamos diseñar recorridos que coincidan con celebraciones tradicionales marroquíes ya sean festivales, moussems o Fantasías, consideramos que conocer el patrimonio cultural inmaterial de un país es tan importante como el contacto con sus arquitecturas, sus medinas u otros aspectos culturales. ¿Te apuntas?